
Dr. Francisco Javier Nieto
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Anemia en etapa infantil

Dormir con biberón

¿Cómo crece tu bebé?
El crecimiento normal depende de varias facetas: la salud, la genética, la nutrición y las hormonas. Cada vez que su bebé visite al médico para un chequeo rutinario, será pesado, medido y calcularán la circunferencia de su cabeza, luego compararán los resultados con los datos de una tabla estándar de crecimiento. Esto establece un patrón de crecimiento, y también permite al pediatra detectar cualquier desviación que pueda indicar un problema. La talla final de un individuo está determinada por la del nacimiento, la velocidad de crecimiento y su maduración. El desarrollo in útero, y casi durante el primer año de vida, es función casi exclusiva de influencias nutricionales. De este modo los primeros 70 cm del crecimiento de un niño son, en gran parte, aunque no exclusivamente, independientes de la secreción hormonal.
Paso a paso
Típicamente, un recién nacido pierde 10 por ciento de su peso corporal durante su primera semana. Pero para cuando tiene las dos semanas de edad, debe recuperar o incluso superar su peso al nacer, ganando alrededor de 20 a 30 gramos por día durante los tres primeros meses.
Entre el tercer y sexto mes, suben con menor velocidad en promedio de 500 a 600 gramos por mes y, a continuación, más o menos 200 gramos por mes entre los meses 6 y 12 meses. Con esta tasa de crecimiento, su bebé debería pesar el doble de su peso al nacer a los 4-5 meses y el triple para cuando ya haya alcanzado el año de edad.
La talla del niño normal aumenta, durante el primer año, de 25 a 30 cms., a razón de 3,5 cm por mes en los primeros 3 meses, 2 cm por mes entre los 3 y 6 meses, y de 1,2 a 1,5 cm por mes entre 6 meses y 1 año. La longitud del bebé promedio es 75 cm cuando alcanza el año de edad.
El crecimiento, obviamente, no puede seguir manteniendo la velocidad del primer año. En el segundo año de vida existe una desaceleración en el ritmo de crecimiento infantil: por término medio ganarán aproximadamente 2,5 kilos y crecerán, más o menos, 12 centímetros.
En el tercer, cuarto y quinto años de vida, las ganancias de peso y estatura son relativamente constantes, siendo aproximadamente de 2 kilogramos y seis a ocho centímetros por año, respectivamente.
La primera fase de la edad escolar es un período de crecimiento relativamente permanente y termina con el estirón de la pre adolescencia, alrededor de los 10 años en las niñas y de los 12 en los niños. El promedio de aumento de peso durante estos años es de 3 a 3,5 kilos por año. La estatura se incrementa en cerca de 6 centímetros por año.
La anemia se describe como la disminución del número de hematíes (glóbulos rojos) o de la cifra de hemoglobina por debajo de los límites normales, teniendo en cuenta que dichos límites varían según la edad y la raza.
La función primordial de la hemoglobina es transportar oxígeno a todas las células del organismo para que los órganos que ellas constituyen puedan funcionar. Esta enfermedad es el trastorno hematológico más frecuente en la infancia porque se ve favorecida por ciertas circunstancias propias de dicha etapa de la vida como factores congénitos, depósitos escasos pre y postnatales, crecimiento, infecciones y errores dietéticos.
Sus manifestaciones dependen de la rapidez de instauración y de la severidad del cuadro, de manera que sólo cuando la hemoglobina alcanza cifras inferiores a 7-8 g/dl se ponen en marcha mecanismos compensadores y se evidencia la sintomatología.
La palidez muco-cutánea es el signo más precoz que hay que buscar en todos los tejidos. También se pueden encontrar cefaleas, irritabilidad, mal humor, cambios de carácter, cansancio y falta de apetito.
Los síntomas debidos a la reducción de la capacidad de transportar oxígeno a los tejidos son: aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, soplo sistólico, dificultad respiratoria a la hora de hacer esfuerzo, debilidad y fallo cardíaco.
En cuanto a la palidez, hay que destacar que puede ser fácilmente sobrestimado por los familiares del niño, porque no sólo depende de la cantidad de hemoglobina, también se debe al estado de vascularización (vasoconstricción) y al tejido que separa los vasos (edema, grasa, tejido linfático, déficit de pigmento melánico).
La práctica de dejar a niños pequeños en cama con un biberón para que ingieran leche o jugos durante la noche, triplica su riesgo de desarrollar caries.
Así lo reveló un estudio de la Facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica (UCR), publicada en la última edición de la revista Odovtos, del colegio de profesionales en este campo.
El trabajo fue desarrollado por la investigadora Sylvia Gudiño, quien se dio a la tarea de identificar los factores que estimulan la aparición de caries a temprana edad en los niños.
Estudios previos han demostrado que 36 de cada 100 niños de entre uno y dos años presentan algún signo de caries. Esta prevalencia es significativa si se toma en cuenta que las enfermedades en los dientes solo afectan a cinco de cada 100 menores en Estados Unidos.
“Los padres no cuidan como deben la salud bucodental de los pequeños, pensando que son males que se presentan a edades más avanzadas, pero esta idea es un error que trae consecuencias para toda la vida”, dijo la experta, quien advirtió que la prevalencia podría ser mayor.
El estudio
Para realizar la investigación, Gudiño seleccionó a 205 niños de entre uno y dos años que ya presentaban al menos una carié y los comparó con otros 209 cuya dentadura estaba sana.
Esto lo hizo al realizar una evaluación odontológica de los pequeños y aplicar un cuestionario a las madres de los menores, el cual valoró los hábitos de alimentación e higiene bucodental.
Como resultado, halló que el consumo en exceso de alimentos azucarados y desde temprana edad es uno de los principales factores que afectan la salud dental de los niños.
A 86% de los menores evaluados se les añadía azúcar al biberón y se les daba alimentos como gelatinas y helados antes de cumplir los seis meses de edad.
Gudiño indicó que el análisis de casos reveló un riesgo 2,4 veces mayor de desarrollar caries en este grupo de infantes, en comparación con los que probaron alimentos azucarados más tarde.
Asimismo, se halló que los bebés con caries solían consumir confites más frecuentemente que cualquier otro dulce sólido.
La experta resaltó que el peligro que presentan los productos azucarados para la dentadura de los niños también incluye medicamentos especiales para ellos.
Se encontró que los niños con caries habían sufrido de enfermedades respiratorias y por ende consumido jarabes azucarados.
“Esta costumbre hace que la boca del niño se convierta en un ambiente propicio para la reproducción de bacterias, que luego van desgastando el esmalte de los dientes hasta ingresar y dañar la estructura interna”, dijo Sylvia Gudiño.
Lactancia materna
El análisis confirmó también hallazgos anteriores sobre la protección que brinda la leche materna a los infantes.
Un bebé sin historia de lactancia natural tiene 84% más de riesgo de adquirir caries en sus dientes respecto a aquellos que sí fueron amamantados.
Según Gudiño, esto se debe al efecto inmunológico de la leche materna, que estimula las defensas naturales del organismo del bebé para combatir las enfermedades.
Sin embargo, la experta explicó que la leche humana también contiene lactosa (azúcar), la cual alimenta las bacterias en la boca que dañan los dientes, si no se tiene una buena higiene
Mitos y realidades sobre células madre de cordón umbilical
Qué son las células madre, cómo es su proceso de recolección y criopreservación, cuáles son sus usos recomendados. La Cámara Venezolana de Criopreservación de Células Madre (CVCCM), organización gremial sin fines de lucro que agrupa a bancos privados de almacenamiento de células madre, dictó el pasado jueves 3 de marzo un taller a periodistas denominado “Mitos y realidades sobre células madre”, con la finalidad de llevar a los medios de comunicación social información real sobre qué son las células madre, cómo es su proceso de recolección y criopreservación, cuáles son sus usos recomendados y principalmente para derribar los mitos en torno a éstas.
Las células madre son células capaces de transformarse en cualquiera de los 220 tipos diferentes que existen en el organismo, mediante señales intracelulares y de acuerdo a las necesidades que manifiesta el cuerpo humano día a día. “El cordón umbilical es una fuente de células madre vírgenes del organismo, ya que de él se extraen aquellas que todavía no han terminado de modificarse según la función que van a cumplir”, asevera la Dra. López.
Toda madre y su bebé están conectados a través del cordón umbilical, el cual contiene dos tipos de células madre: Mesenquimales y Hematopoyéticas, cada una con capacidades y funciones distintas. Las primeras fungen de regeneradoras de diversos tipos de tejidos como la piel, los músculos, los ligamentos, entre otros; mientras que las segundas son las encargadas de formar los elementos sanguíneos como glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas. Estas funciones les permiten a las células madre de cordón umbilical ser empleadas en medicina regenerativa y en enfermedades de origen hematológico, respectivamente.

Crecimiento del bebé
Células madre
